Vivimos en un mundo cambiante, de eso no cabe duda. Y tampoco caben dudas en el hecho de que, en internet, todo cambia a un ritmo todavía mayor. Por eso, tenemos que estar continuamente revisando los conceptos que utilizamos en el día a día. Es el caso del concepto de “producto” que, aparentemente, podría estar muy claro desde hace años, y lo cierto es que no es así.
El producto en el 2015
Los marketeros están educados y entrenados para entender los productos tradicionales, pero internet ha cambiado radicalmente lo que significa un producto. Twitter es tan producto como un coche, pero el marketero no sabe vender tan bien lo primero como lo segundo. El mundo tiene una nueva concepción de lo que es un producto, y ello requiere una nueva forma de pensar para comprenderlo y sacarle partido.
Por (probablemente) primera vez, el propio producto puede jugar un papel significativo en la adopción de sí mismo. Suena complicado, pero no lo es. Facebook o Dropbox son productos que, en su uso, te invitan a invitar a amigos tuyos, con lo que es el propio producto el que se hace crecer a sí mismo. Eso no lo puedes lograr con un coche. Si no comprendes esta diferencia, difícilmente podrás competir en esta nueva era del mundo digital.
Un ejemplo de la utilización del producto en sí mismo para que otras persona los adopten, se vio con claridad en las primeras fases de DropBox. ¿Recuerdas el almacenamiento extra que te daban al invitar a amigos? El producto se hacía crecer a sí mismo.
Vivimos esa nueva realidad, donde podemos crear productos que sirvan, al mismo tiempo, para satisfacer las necesidades del usuario, y para promocionarse a sí mismo frente a otros potenciales compradores.
Déjame decirte que no es algo nuevo. El Macintosh era un ordenador que pesaba varios kilos, pero tenía un asa. ¿Por qué tenía un asa? No para que la gente lo transportara, sino para decirle al mundo: Este ordenador lo lleva todo integrado, es transportable.
La diferencia es que, hoy en día, esos productos que hablan de sí mismos y pueden contribuir a su propia adopción, es una realidad que hay que saber explotar (y no todo el mundo lo hace).
Como ves, internet ha revolucionado todo lo que nos rodea, incluidos los conceptos que considerábamos estáticos y meridianamente claros. Ahora el reto está en cómo aprovechar esa nueva definición del concepto de producto.
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